“Belibaste, el cátaro”

“Belibaste, el cátaro”

A partir del llibre: Belibaste, el cátaro
Belibaste…,el cátaro “Todo quemado”, exclamaban los griegos al definir el Holocausto. ¿Dónde está mi Dios cuando las furias satánicas emergen de fausto? ¿Acaso el creador no vela en este mundo, como ser supremo? ¿Por qué dejas tu obra al libre albedrío? Satán, sin duda existe…y Dios ¿no? Sed humana para perfeccionar el mundo. Ilusión terrenal, vano pensamiento de egos sin rumbo. Que nadie apueste por ser perfecto, no es cosa, de juego. Soy cátaro perfecto, huelo a “todo quemado”, a Holocausto. ¿Dónde está mi libertad de pensamiento? No existe, si esperas del Dios divino. La perfección de las cosas es lo más imperfecto de este Mundo. Amo lo que me place, que no es todo. Abro mi corazón al prójimo. Sonrío con desmesura es, atemperamiento. Soy un buen creyente de mi Dios…, perfecto.
Autor/a: Eduardo Ferreres
Eduardo Ferreres Castell. De andares cortos, nací en el mundo de los libros novelados cuando me jubilé, hace 9 años. Percepción de desbordamiento de tanta historia acumulada en mi cerebro. Empiezo con una obra de Teatro “El Concilio Rabínico-Cristiano de la Corona de Aragón”. Dos veces representado con notable éxito, más de 80 artistas no profesionales, todo un reto. Le siguió la obra “El Final del Cisma de Occidente en el Maestrazgo”, tres veces representado, 125 actores no profesionales. No hay dos, sin tres; “El Asedio de Sant Mateu 1705” solo representada una vez. Como en el circo, había que apostar por lo más difícil, una novela histórica. Ferrán…, lo príncep fue una parida extraordinaria, historiar y novelar sobre la adolescencia del príncipe don Fernando, fue una experiencia que ni el mismísimo don Nicolás de Maquiavelo, seguro que, no percibió. Tiene en sus manos una novela increíble por su contenido; Belibaste…,el cátaro Difícil entender en este siglo XXI las locuras de tiempos ancestrales en que los egos institucionales, campaban por todos los reinos del orbe mundial imponiendo su autoridad y…su crueldad. Casi milagro fue, encontrar en los sótanos del Vaticano, unos legajos mugrientos, de autoría desconocida, ¿que será esto?, están en latín, habrá que traducirlo. Para eso está, Monsieur Jean Duvernoy. ¡Por Dios, esto es de Aviñón!; cierto, de la Inquisición de Pamiers (Francia), un tesoro para la humanidad, una vergüenza para la Iglesia Católica…si, un milagro que se conservara en el Vaticano. Seguirán más novelas, Cabrera…, el carlista, y… bueno, ya se verá. “C,es la vie”…
Editorial: Letrame

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